Todos los veranos, la casa del pueblo se convierte en nuestra segunda residencia. Y es que le tenemos mucho cariño a esta casa, pero el paso del tiempo es implacable y nos encantaría que recuperase la chispa de sus mejores tiempos. Tenemos muchos recuerdos en esa casa y no nos gusta verla apagada.
Por ello te vamos a dar unos consejos para que tu casa del pueblo recupere su encanto y reluzca como siempre lo hizo.